Panteón de Belén

México es un país ligado firmemente a sus costumbres y tradiciones. Teniendo en cuenta que una de las más importantes es la celebración del día de muertos, no resulta extraño encontrar que existe un gran número de lugares turísticos y leyendas, relacionados con lo paranormal.

Precisamente, una de estas locaciones sería el panteón de Belén, el cual era conocido en sus inicios como el Panteón de Santa Paula. Y se encuentra ubicado en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

Su diseño estuvo a cargo del arquitecto mexicano Manuel Gómez Ibarra, en el año de 1846. Posteriormente, solo fue utilizado como cementerio durante un período de 50 años (1846 – 1896).

Hoy en día, es considerado Tesoro Arquitectónico Nacional, abierto al público como un museo.

Pero durante las noches, es posible realizar un recorrido a través del panteón, mientras se escuchan varias de las leyendas sobre fantasmas y otros eventos paranormales que se han hecho realmente populares entre los lugareños y visitantes.

En consecuencia, el panteón de Belén no es solo una gran muestra y representación de la arquitectura del siglo XIX. Sino que forma parte indiscutible de la cultura y tradición del pueblo de Guadalajara.

Se cree que el cementerio está embrujado, y estos relatos de terror se han transmitido de generación en generación, haciendo un esfuerzo por mantener la mayor similitud posible con los originales.

Leyendas del Panteón de Belén

Leyenda de Nachito

Probablemente, se trata de la leyenda más conocida. La historia cuenta que en el año de 1881 nació en Guadalajara un niño, al que llamaron Ignacio Torres Altamirano, “Nachito”. Este pequeño sufría de un incontrolable temor a la oscuridad.

En consecuencia, durante las noches era casi imposible que durmiera tranquilamente, razón por la cual sus padres comenzaron a llenar su cuarto con velas, para conseguir que descansara.

Una de las versiones más conocidas dice que, una trágica noche los padres de Nachito salieron de casa y lo dejaron durmiendo tranquilamente.

Leyenda de NachitoSin embargo, una brisa fuerte que entró por las ventanas, apagó todas las velas que rodeaban el sueño del niño.

Por supuesto, éste se despertó y, al verse rodeado de tanta oscuridad, comenzó a llorar y llorar.

Sin embargo, no había quien acudiera en su ayuda. Luego de mucho sufrimiento, el niño falleció, se cree que como consecuencia del estrés producido por su miedo.

Posteriormente, sus padres procedieron a darle la santa sepultura en el panteón de Belén. Pero aquí, es donde la historia se complica.

Según dicen, al día siguiente de haberlo enterrado, los trabajadores del cementerio encontraron el ataúd del niño fuera de la tumba, justo al lado de la misma.

Pensando que se trataba de saqueadores, volvieron a enterrar a Nachito. Durante varios días, el hecho continúo repitiéndose, y cuando la familia se enteró, creyeron entender lo que sucedía.

Entonces, mandaron a construir una especie de ataúd exterior, rodeado de veladores, para brindarle a su hijo la oportunidad descansar en paz.

Actualmente, se ha convertido en una de las tumbas más conocidas y visitadas.

Muchos visitantes, tanto habitantes de Guadalajara, como foráneos, se toman la molestia de llevarle juguetes a Nachito, pues, la leyenda cuenta que éste sale jugar por las noches.

El estudiante que perdió la razón

Otra de las leyendas del panteón de Belén, narra la historia de un estudiante de medicina que, al pretender retar las supersticiones, terminó perdiendo la razón.

Se sabe que este cementerio fue construido en la parte trasera del viejo Hospital Civil, donde muchos estudiantes de medicina cumplían funciones como internos en aquel entonces.

De acuerdo con los relatos de los lugareños, un día cierto estudiante le dijo a sus compañeros que él sería capaz de entrar al panteón solo, recorrerlo y volver sin ningún problema, justo a las 8 de la noche, hora donde se daba el toque de ánimas.

Para dejar evidencia de su hazaña, a la que pocos se atreverían en aquella época, el joven prometió colocar un clavo en la pared de fondo del pasillo principal.

De ese modo, todo el que quisiera podía comprobarlo con sus propios ojos. Una vez que se escuchó la primera campanada, el intrépido tomó su martillo y un clavo.

Seguidamente, saltó la cerca que custodiaba el panteón, y entró sin vacilar, iniciando su marcha a través del oscuro pasillo.

Luego de fijar el clavo a la pared, se dio vuelta para retirarse. Entonces, sintió que el ambiente cambiaba bruscamente y, de forma inexplicable, no podía seguir avanzando.

Era como si, algo más allá de su comprensión, lo estuviese sujetando.  Sus intentos de correr y gritar fueron en vano. Preso del miedo y la desesperación, el joven estudiante perdió el conocimiento.

Los compañeros, que lo esperaban afuera, se preocuparon al observar que no volvía. Cuando entraron a buscarlo, pudieron verlo desmayado en el suelo cerca de la pared.

Al despertar, notaron que su camisa estaba sujeta a esta pared gracias al clavo. Aunque físicamente, el estudiante se encontraba bien, su mente nunca volvió a ser la misma.

El árbol del vampiro

Igualmente, los lugareños y turistas, no pueden evitar hablar de la leyenda del vampiro que acechaba las noches de la tranquila ciudad de Guadalajara, y que están íntimamente ligada al panteón de Belén.

El árbol del vampiroInicialmente, se dice que durante el año de 1800, esta población se vio afectada por extrañas muertes de animales, que aparecían en la mañana sin una gota de sangre dentro de sus cuerpos.

Conforme fue pasando el tiempo, los animales cambiaron a cadáveres humanos. Fallecidos dentro de las mismas circunstancias extrañas, lo cual alarmó a los habitantes.

Presos del pánico, los lugareños optaron por no salir durante la noche, pues, la sospecha más arraigada decía que existía un vampiro en el pueblo, quien estaba acabando con la vida de muchas personas.

La versión más extendida de esta historia dice que, estos extraños eventos, coincidieron con la llegada al pueblo de un extravagante europeo, conocido simplemente como el Conde de Baltón.

Por consiguiente, fue fácil volcar toda la ira sobre este extraño sujeto. Una noche la muchedumbre enfurecida, dispuesta a acabar con las muertes, se dispuso a cazar y matar al supuesto vampiro, clavándole una estaca de madera en su pecho.

Enseguida, se enterró el cuerpo sin vida del Conde de Baltón, dentro del panteón de Belén, sin retirarle la estaca del corazón. De acuerdo con la leyenda, sobre esta tumba improvisada comenzó a crecer un enorme árbol.

Por supuesto, la creencia popular dice que el árbol creció a partir de la estaca de madera. Además, se cree que si éste llega a secarse, el vampiro volverá por venganza.